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Cómo dar y recibir retroalimentación

Como dar y recibir retroalimentación

La retroalimentación es uno de los elementos más importantes en el desarrollo personal y profesional de todos nuestros colaboradores. ¿La razón? Con mucha frecuencia la naturaleza del ser humano es voltear a ver qué pueden mejorar los demás, pero rara vez volteamos a vernos a nosotros mismos para analizar en qué podemos mejorar. Aún más, aunque volteamos a ver a los demás para ver en qué pueden mejorar, rara vez somos abiertos y se los mencionamos.

Y esto no es porque seamos egoístas o no nos interesen los demás. La realidad es que el dar y recibir dar retroalimentación no es algo que se de naturalmente en la mayoría de las personas. Preferimos optar por no “causar un conflicto”, pensando que nuestros comentarios podrían ofender a la persona que los recibe.

Pero hoy me gustaría compartirte que implementar estos procesos en una organización no es algo difícil, tan solo es necesario saber por dónde comenzar y como fomentar este proceso entre todos los colaboradores.

¿Qué es la retroalimentación?

La retroalimentación es una de las mejoras formas que tenemos para conocer nuestras fortalezas y áreas de oportunidad y poder actuar sobre estas para
crear una agenda de desarrollo. En concreto la retroalimentación son los comentarios que nos den nuestros compañeros de trabajo sobre nuestro desempeño o la manera en la que llevamos acabo nuestras actividades profesionales.

Ya sobre esto podemos detallar más el significado de retroalimentación si nos enfocamos en qué es una buena retroalimentación, o una mala retroalimentación. Pero mejor enfoquémonos en el ¿cómo?

¿Cómo dar retroalimentación?

Comencemos por la parte fundamental de un proceso de retroalimentación darla. Dar retroalimentación implica ir con nuestros compañeros de trabajo y decirles de una manera puntual y pro activa que hacen bien y en qué pueden mejorar. Recordemos, el objetivos es ayudarles a mejorar y seguir creciendo profesionalmente.

Las cinco claves de una retroalimentación efectiva son:

1. Ser pro activos

Cuando solo mencionamos que se puede mejorar o que se hace bien, sin dar un mayor contexto, el receptor no sabrá necesariamente cómo actuar
Por ejemplo, nuestra retroalimentación puede ser que mejore su forma de comunicación. Pero si no le damos el contexto de las circunstancias en
donde hemos notado puede mejorar la comunicación y le damos sugerencias, la retroalimentación puede ser malinterpretada o incluso
ignorada.

Lo mismo pasa cuando damos un elogio o hablamos de una fortaleza. A todos nos hará feliz saber que somos muy buenos en nuestra forma de comunicarnos, pero si sabemos exactamente en dónde lo estamos haciendo bien, seguramente podremos seguir mejorando y aprovechando esta fortaleza.

2. Ser honestos

La retroalimentación no es sinónimo de hacer sentir bien a la otra persona. Aunque si es importante en ocasiones hacer sentir bien a alguien más, la realidad es que la honestidad y capacidad de ser francos en las debilidades y áreas de oportunidad serán de mucho beneficio. Esto no significa que debamos de ser “brutalmente” honestos, especialmente si no tenemos mucha confianza con la persona que recibe la retroalimentación.
Basta con ser directos y sinceros.

Mismo caso cuando demos retroalimentación sobre fortalezas. Seamos abiertos en decirle a la otra persona lo que hace bien y cómo estas fortalezas dan valor a todos el equipo.

3. Ser empáticos

Ser empático significa tener la habilidad de ponernos en los “zapatos” de la otra persona. El pensar cómo va a recibir la retroalimentación y si realmente va a poder actuar sobre esta.

Esta capacidad no es innata y se tiene que desarrollar. Lo que siempre servirá es preguntarnos antes de dar la retroalimentación, ¿Cómo me haría sentir a mi si recibo esta retroalimentación? ¿la otra persona a la que le daré la retroalimentación es abierta a recibir comentarios de su persona o estilo de liderazgo? 


Si sabemos que la persona que recibe la retroalimentación actuará de una manera incorrecta, es preferible evitar situaciones que generen conflictos, y
buscar otros mecanismos para hacerle llegar nuestros comentarios.

4. Ser concretos

Cuando damos retroalimentación podemos caer en la tentación de explayarnos de más. Cuando hablamos de una fortaleza, esto nos puede hacer ver exagerados o deshonestos. Cuando se trata de áreas de oportunidad, explayarnos de más puede ocasionar que la otra persona se sienta “juzgada de más”.
La recomendación aquí es ser concretos y siempre decir a la otra persona que estamos abiertos a seguir platicando del tema cuando tengan oportunidad y si así lo desean. Ser concretos tampoco significa solo decir “Muy buen trabajo.”, esta bien escribir de uno hasta tres párrafos, esto ayudará a que si tengo la suficiente información para entender y poner en práctica la retroalimentación.

5. Ser consistentes

Nada puede llegar a ser más confuso que recibir mensajes cruzados de una persona cuando recibimos retroalimentación. Si un día nuestro jefe menciona que nos comunicamos con los clientes de una manera excelente, y a la siguiente te dice que tienes que mejorar muchas cosas en tu estilo de comunicación, seguramente no sabremos cuál es su postura verdadera.

O igual si la manera en la que damos la retroalimentación cambia. No debemos de una ocasión ser demasiado recatados y a la siguiente demasiado explícitos.

¿Cómo recibir retroalimentación?

Ya platicamos de cómo dar retroalimentación. Y necesariamente para que alguien de retroalimentación alguien debe de recibir esta retroalimentación. Pareciera que basta con escuchar y dar las gracias, pero va más allá el proceso. Aquí te dejamos las tres claves para recibir retroalimentación:

1. Saber escuchar

Si. Aunque no lo es todo, si que es muy importante. Escuchar no solo comprende guardar silencio y oír la retroalimentación, implica estar atentos e interactuar con nuestra mirada y postura con la persona que nos da la retroalimentación. Si mientras nos dan retroalimentación estamos viendo a la computadora, o si nuestra postura está en posición de “ya me quiero ir”, lo más probable es que la persona que nos da la retroalimentación se sentirá incómoda o pensará que su retroalimentación no es bienvenida.

2. Dejar las emociones a un lado

No buscar contradecir o dar una explicación cuando te den retroalimentación de algo que puedas mejorar. Dar oportunidad de pensar sobre lo que te han dicho o escrito y analizar si realmente es cierto y cómo puedes mejorar.

3. Solo tú eres responsable de tu propio desarrollo

Es importante saber que solo nosotros mismos tenemos el control de nuestro desarrollo personal o profesional.

Aunque la capacitación que nos pueda dar la compañía sin duda es importante, si nosotros no somos conscientes de esto ninguna retroalimentación será suficiente para mejorar.

 

Autor original: INTEGRATEC. Partner estratégico de cdg

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