Los humanos viajamos a través de la vida sin el beneficio de una velocidad fija; nos movemos a un ritmo que cambia de acuerdo a nuestra capacidad para asimilar un cambio. La manera en que absorbemos los efectos de esté, afecta dramáticamente el grado en que manejamos de manera exitosa los retos que enfrentamos.
La velocidad para cambiar es el ritmo con el que cada quién fue diseñado que nos permite absorber de la mejor manera posible los cambios mayores que enfrentamos, no podemos vivir de acuerdo a nuestro potencial cuando asimilamos el cambio a un grado menor que nuestra velocidad óptima.
Cuando tratamos de asimilar más de lo que nuestra velocidad óptima permite, tenemos problemas; la gente no puede absorber adecuadamente ciertos cambios de la vida más rápidamente de lo que su propia velocidad para cambiar lo permita. Cuando la cantidad de cambios excede nuestro umbral nos volvemos disfuncionales.
Sentirse extremadamente cansados, exhaustos, incompetentes, enfermos o abusar de las drogas, frecuentemente son un indicio del “shock del futuro”.
Shock del futuro
Término inventado por Alvin Toffler en un artículo publicado en Horizon en 1965 para designar la desastrosa tensión y desorientación que provocamos en los individuos al obligarles a un cambio excesivo en un lapso de tiempo demasiado breve.
La gente que lleva una vida desafiante, pero productiva y saludable, por lo regular está dentro de los límites de su velocidad para cambiar y evita los síntomas del shock del futuro.
Todos operamos, mediante un axioma básico: Nuestras vidas son más eficientes cuando nos movemos a una velocidad que nos permite asimilar mejor los cambios que enfrentamos.
Este no es el paso en el que las cosas en nuestro entorno están cambiando, sino el ritmo en el cual podemos recuperarnos de las expectativas dislocantes.
Ésta no es la velocidad en la que deseamos cambiar, o qué tan rápido nuestro trabajo nos pide que cambiemos, es la velocidad en la que somos capaces de absorber el cambio con la menor disfunción personal.
La resiliencia es clave
Podemos lograr la velocidad óptima para cambiar cuando comprendemos la manera en que algunos factores afectan nuestra habilidad para recuperarnos de la ruptura.
El más básico de éstos es la resiliencia humana: capacidad para absorber altos niveles de cambio a la vez que mostrar una conducta disfuncional mínima.
La gente resiliente:
En comparación con la gente que se encuentra en el shock del futuro:
Cuando un resiliente enfrenta:
Tiene temores, como todos, durante el cambio, pero cumplen sus metas a tiempo sin perder la calidad, al mismo tiempo manteniendo su salud física y emocional en la incertidumbre.
Gente orientada al peligro (Tipo-P)
Algunas de las defensas más comunes que utiliza son:
Carece del conocimiento y la habilidad para:
Gente orientada a la oportunidad (Tipo-O)
Ve cosas tales como:
La habilidad de la gente Tipo-O para responder de una manera positiva al cambio no se da debido a una inmunidad especial, esta gente es tan vulnerable a los inconvenientes de la confusión, ansiedad y tensión como la gente Tipo-P.
La principal diferencia entre los dos grupos no son los sentimientos de malestar causados por el cambio – ambos tienen estas emociones. Sus reacciones a estos sentimientos difieren.
La gente Tipo-P tiende a inmovilizarse y reaccionar con miedo, rechazo o complacencia, mientras la gente Tipo-O, reconoce el malestar como una señal para empezar a adaptarse a las circunstancias cambiantes.
Es más rápida para determinar que un cambio es inevitable, necesario o ventajoso. Se mueve hacia la resolución de problemas inmediatamente y no culpa a otros por lo inesperado. Fusiona lo que ha aprendido de la ruptura con un nuevo entendimiento de la situación.
Las cinco características básicas de la resiliencia.
Estas descripciones generales de la gente Tipo-O reflejan las cinco características básicas de la resiliencia.
Dentro del Tipo-O la gente resiliente:
Implicaciones
No hay ninguna persona o grupo que sea completamente de Tipo-P o Tipo-O, sin embargo, cuando la gente se enfrenta un cambio mayor, la mayoría tiende hacia una u otra orientación, piense en el Tipo-P y el Tipo-O como los dos extremos de un continuo de resiliencia.
Por lo general, la gente se mueve de un extremo al otro en el continuo todo el tiempo sin darse cuenta, sin embargo, la gente Tipo-P prefiere un extremo de la escala, mientras que la gente Tipo-O tiende a moverse hacia el otro extremo.
Fomento de la resiliencia
La orientación Tipo-O es una parte esencial del liderazgo a cualquier nivel, desde el Director General (DG) hasta el supervisor de la línea, para que las organizaciones sobrevivan y prosperen en tiempos turbulentos.
Esto requiere que las personas que tomen decisiones sean resilientes y sepan cómo manejar eficazmente las transiciones. Ellas deben:
Para lograr la resiliencia, todos nosotros debemos aprender a mejorar las respuestas Tipo-O y a aumentar nuestros puntos de asimilación disponibles. Sólo a través de una educación y práctica adecuadas estaremos preparados para gestionar un cambio mayor, desperdiciando un mínimo de puntos de nuestras cuentas de asimilación.
Fuente:
Artículo tomado del libro ‘Managing at the Speed of Change’ (Gestionando a la Velocidad del Cambio), de Daryl R. Conner