Karla se unió a su compañía como Gerente de Grupo. Sus habilidades técnicas, su capacidad para gestionar personas y su habilidad para entregar resultados en tiempo y forma le ayudaron a que rápidamente se convirtiera en Vicepresidenta.
Varios de sus compañeros habían sido promovidos después de tres años y Karla, después de este periodo como VP, preguntó a su jefe sobre qué necesitaba para ser promovida de nuevo. Su jefe le contestó “Necesitas ser más estratégica”, Karla le preguntó si podría ser más específico a lo que su jefe le dijo “Lo señalaré la próxima vez que lo note”.
Después de dos meses sin ninguna noticia, Karla le volvió a pedir a su jefe, ahora de manera directa, retroalimentación. Su jefe le contestó “No estás hablando con el tono de voz correcto”. Frustrada por la falta de comentarios útiles Karla decidió ir a una sesión de coaching laboral y hablar con un experto sobre cómo poder obtener una retroalimentación constructiva de sus superiores.
El caso de Karla es muy común. Cuando se asciende a puestos altos en las organizaciones la falta de retroalimentación constructiva puede representar un problema. En muchas empresas no existe el capital humano con las competencias necesarias para accionar este proceso de comunicación y esta necesidad es cubierta, erróneamente, con bonos y aumentos de sueldo a cambio de realizar “proyectos especiales” que no llevan a ninguna parte. Cuando esto comienza a pasar la recomendación para los ejecutivos es buscar nuevas oportunidades y moverse.
Cuando los jefes no pueden identificar los comentarios que son útiles es difícil obtener una retroalimentación constructiva. Muchos directores dan por hecho que el alto nivel organizacional de su equipo les ayudará a descifrar automáticamente las áreas de oportunidad y que se generaran cambios de forma instantánea. ¿Cómo nos aseguramos de obtener una retroalimentación constructiva de parte de nuestros superiores? Considera estos cinco puntos antes de solicitar retroalimentación, aplicándolos podría resultar en una promoción más rápida.
Asegúrate de recibir la retroalimentación que necesitas preguntando directamente por ella y calendarizando el momento para recibirla. La mayoría de los jefes se mostraran dispuestos, pero a pesar de sus buenas intenciones, muy pocos dan seguimiento.
Específica una hora y lugar para la retroalimentación, prepárate para escuchar y sé puntual. Muestra tu interés y disposición para trabajar en las áreas de oportunidad.
Durante la conversación pide información específica para evitar respuestas genéricas. En lugar de decir “¿Tienes algún comentario para mí?” intenta preguntar “¿Qué notaste en la junta de ayer cuando presentaba el reporte? ¿Qué hice bien? ¿Qué debería cambiar o mejorar?” Evita preguntas que puedan ser respondidas con un sí o un no. Dale a tu jefe la oportunidad de elegir que preguntas responder en manera concreta y después de cada comentario pregunta “¿Hay algo más?”. Esta consulta general te ayudará a identificar áreas de oportunidad específicas para delimitar información y accionar tu retroalimentación.
¿Alguna vez has pedido retroalimentación y te han respondido con acciones imposibles de implementar? Por ejemplo tu jefe podría decir “Tu presentación fue muy estratégica, eso me gustó”. Es bueno saber que se te considera un elemento estratégico pero ¿Qué llevó a que se te percibiera de esa manera?
Profundizando en la información detectarás los comportamientos que necesitas replicar y cambiar los malos hábitos para generar buenos resultados.
Probablemente el mayor aprendizaje de la retroalimentación sea conocer tus fortalezas. Los comentarios útiles son los que podrías accionar, por lo que, en lugar de enfocarte en lo que hiciste mal o necesitas cambiar, acepta y trabaja en lo positivo. Los cumplidos, además de animar, te ayudan a trazar un camino y una meta. Enfócate en ellos y traza un plan estratégico de trabajo.
Si en la retroalimentación tu jefe te da comentarios críticos, agradécelos. Si los comentarios fueron confusos asegúrate que entendiste bien y de verificarlos. Indaga en los puntos clave de la retroalimentación para conocer a fondo las actitudes o situaciones de las que hayan hablado. Estés o no de acuerdo con todos los comentarios debes saber que esta es la percepción que tu jefe tiene de ti. No tienes que estar de acuerdo con su percepción pero antes de responder o tomar una acción vuelve a revisar, ahora de manera personal, de lo que hablaron y asegúrate de tener la percepción correcta de lo que estás haciendo. Recuerda que si quieres seguir recibiendo comentarios debes de actuar de una manera que los demás quieran darte retroalimentación.
Después de seguir estos pasos, Karla pudo obtener una retroalimentación constructiva, concreta y accionable. Al comprender la percepción de su jefe comenzó a realizar acciones más estratégicas y desarrolló aún más sus habilidades. Después de revisar su desempeño fue promovida el año siguiente. Para accionar tu retroalimentación constructiva y ser promovido, enfócate en trabajar en tus áreas de oportunidad y mostrar tus fortalezas. Fomenta el proceso de retroalimentación con tu jefe y tú impleméntalo con tus subordinados.